Filiberto Arrieta Pacheco, conocido artísticamente como “El Lobo de Gamero”, es un cantautor y bailarín originario de Gamero, corregimiento del municipio de Mahates en el departamento de Bolívar, Colombia. Su apodo proviene de su enérgica interpretación de la canción “El Lobo” durante presentaciones con Los Soneros de Gamero, donde combinaba el canto con movimientos coreográficos que evocaban la figura del lobo, lo que le valió reconocimiento en la escena musical local.
Arrieta proviene de una familia con una rica herencia musical; su padre, Dagoberto Arrieta, también era cantante, y su tatarabuela, Juana García, fue una figura destacada en la tradición oral de la región. Esta influencia familiar se refleja en su estilo, que fusiona elementos del bullerengue, la chalupa y el son de negro, géneros tradicionales del Caribe colombiano
Además de su carrera musical, Filiberto Arrieta ha participado en programas de televisión como el reality “Veteranos” del canal regional Telecaribe, donde compartió su experiencia y talento con nuevas generaciones de artistas. Su compromiso con la preservación y difusión de la cultura afrocolombiana lo ha convertido en una figura respetada y querida en su comunidad y en el ámbito del folclor nacional

Nació en Gamero el 2 de febrero de 1962. Cantador, corista y compositor. Ha sido corista de la cantadora Martha Herrera, Emilia Herrera, Luis Magín Díaz y en algunas ocasiones de las Alegres ambulancias de san Basilio de palenque con Graciela Salgado. Fue corista y bailarín de los Soneros de Gamero con Irene Martínez Q.E.P.D., y en la actualidad comparte agrupación con Juancho sierra en la ciudad de Cartagena.

Los pueblos de Gamero y Evitar se preparan para sus tradicionales fiestas patronales, una explosión de cultura, fe y alegría. La celebración se engalana con el talento de dos grandes artistas que representan el alma de sus comunidades.
Desde Gamero, nos acompaña Filiberto Arrieta y su hermana Marina Arrieta, cantadores y gaiteros que han dedicado su vida a preservar los sonidos autóctonos de los Montes de María. Su talento une generaciones y nos recuerda que la tradición sigue viva en cada melodía.